28 de dezembro de 2016

CRIATURA

Mais uma resenha sobre a CRIATURA na imprensa argentina, agora no Tierra Freak:

Todos somos Criatura, sépanlo. Hay un personaje que protagoniza la historia -un cuasi-unipersonal intimista muy pequeño pero muy emotivo, muy duro, que pega patadas en la mandíbula sin aviso y te baja los dientes con la misma efectividad con la cual puede conmoverte y hacerte reír-, claramente, pero es un reflejo y una proyección de aquellas afortunadas personas dueñas de una imaginación infinita. Lo deducís cuando llegás al final de la misma y comenzás a masticar lo que sucedió durante el trayecto. Ese niño intrépido y sensible con ese hermoso secreto luego devenido en adulto responsable somos cada uno de nosotros cuando vamos en busca de esos relatos que avivan nuestra llama y nos acompañan en la soledad de nuestras vidas.

Entiendo que muchos de ustedes, de nosotros, no estamos “técnicamente” solos, pero, por ejemplo, la historieta, igual que la literatura, tiene una característica distintiva por encima de otras expresiones culturales –la música, el cine, la ficción televisiva-, y es que se consume en solitario. También podemos escuchar un disco en la intimidad de nuestro hogar o nuestra pieza, y muchas veces es cuando mejor disfrutamos de este medio, pero esa es apenas una experiencia que nos brinda este tipo de arte, luego están los recitales, las fiestas o reuniones sociales animadas con música pre-seleccionada, e inclusive no son pocos los que adquieren o bajan un disco y disfrutan de la primer escucha en grupo o en pareja. Pero la historieta no, la historieta la leemos nosotros, solos, a nuestro ritmo, y luego, una vez consumida, la analizamos y debatimos con el resto de la sociedad.

Dicho esto, Criatura, a su manera, aborda esta cuestión, y la matiza con un artilugio, un recurso que se genera inconscientemente para poder superar un trauma que dejará una cicatriz que claramente no desaparecerá con el correr de los años. Y Rafael Correa, con esas líneas claras y sencillas que potencian una narración fluida que invita a culminar el relato sin cortes ni respiros, valida todas nuestras locuras alrededor de este medio. Sin ánimos de aleccionar o juzgar nos entrega una historia sólida y poderosa que guarda un dejo de nostalgia e inevitablemente nos invita a viajar hacia nuestro pasado y revisitar esos momentos en los cuales el juego era el protagonista de nuestras vidas, y nuestra felicidad cotidiana estaba enmarcada en las actividades lúdicas que ejercíamos con ímpetu y convicción.

No hay historias pequeñas cuando el contenido de las mismas tiene sustancia y peso, y sobre todo cuando están narradas con maestría, así que no te dejes engañar por el formato o las 28 páginas de Criatura, esta es una historieta que te la debés, a vos y a tu niño interior.

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